En un entorno económico lleno de incertidumbre y cambios constantes, elegir la clase de acciones adecuada puede marcar la diferencia entre un portafolio que florece y uno que se estanca.
Las acciones cíclicas dependen directamente de las distintas fases del ciclo económico. En periodos de expansión, suelen registrar rendimientos significativamente superiores, mientras que en recesión pueden sufrir caídas pronunciadas.
Se incluyen sectores como el financiero, automotriz, construcción, turismo y consumo discrecional. Ejemplos destacados: Ford, General Motors, Caterpillar y varias empresas bancarias.
Por su parte, las acciones defensivas presentan una relación más indirecta con el ciclo económico. Mantienen flujos de caja estables, gracias a la demanda constante de bienes y servicios esenciales.
Sectores típicos: alimentación, farmacéutico, utilities y salud. Compañías como Nestlé, Coca-Cola, WALMEX y GRUMA demostraron generación de beneficios predecible y estable incluso en crisis recientes.
Los ciclos económicos atraviesan cuatro etapas: expansión, pico, recesión y recuperación. Cada fase ofrece oportunidades diferentes según la clase de acción.
Durante la fase de expansión, el aumento del consumo y la confianza empresarial impulsan a los valores cíclicos. Indicadores como el PMI manufacturero, la inversión fija bruta y las políticas de Banxico o la Fed sirven para anticipar estos movimientos.
Cuando inicia la fase de recesión, los inversores buscan refugio en los sectores defensivos, donde la demanda se mantiene constante. La estabilidad de ingresos en alimentación y salud mitiga el riesgo en tiempos de incertidumbre.
En la crisis sanitaria de 2020, las compañías defensivas como WALMEX, GRUMA y KIMBER sostuvieron cotizaciones estables, mientras que valores cíclicos como GAP, CEMEX y Liverpool registraron caídas significativas.
Durante la recuperación de 2021, ETFs de consumo discrecional, como el SPDR XLY, subieron más del 35%, evidenciando el fuerte rebote de los sectores ligados al gasto y la movilidad.
Una estrategia bien equilibrada combina acciones cíclicas y defensivas para optimizar el rendimiento ajustado al riesgo. La diversificación sectorial ha demostrado superar carteras concentradas en un solo estilo por más de un 15% anual en la última década, según Morningstar.
La siguiente tabla resume los aspectos clave a considerar al optar por uno u otro enfoque:
El panorama global presenta elevada incertidumbre geopolítica y económica. La guerra en Europa, tensiones comerciales y posibles cambios en la política monetaria generan volatilidad en los mercados.
Para 2025, se espera que las tasas de interés se mantengan en niveles históricamente altos, lo cual podría moderar el crecimiento de las acciones cíclicas y favorecer a los valores defensivos con sólidas políticas de dividendos.
Define tu horizonte de inversión y tolerancia al riesgo. Si buscas crecimiento agresivo, incrementa gradualmente la exposición a acciones cíclicas en fases de expansión.
Si tu objetivo es preservación de capital y flujos estables, prioriza empresas defensivas con historiales sólidos de pago de dividendos. Monitorea indicadores como el PMI y la tasa de desempleo para ajustar tu estrategia.
Revisa tu cartera cada trimestre, rebalancea según el desempeño relativo de cada sector y mantente informado sobre las decisiones de política monetaria de la Fed y Banxico. Con una visión clara y disciplinada, podrás navegar la volatilidad y aprovechar las oportunidades que surjan en cada etapa del ciclo económico.
La clave está en la diversificación inteligente, la disciplina y la capacidad de adaptación. Con estas herramientas, estarás preparado para enfrentar los desafíos del mercado y construir un portafolio sólido y resiliente de cara a 2025 y más allá.
Referencias